Sigmund Freud, considerado el padre del psicoanálisis, recibió de Norteamérica la carta de una madre desesperada que le pedía consejo, pues descubrió que su hijo de 18 años tenía relaciones amorosas con otro hombre.
Viena, 9 de abril de 1935
Querida señora:
Deduzco por su carta que su hijo es homosexual. Me impresiona mucho el hecho de que Ud. no mencione esta palabra en su información sobre él.
¿Puedo preguntarle por qué evita el uso de ese término? La homosexualidad no es, desde luego, una ventaja, pero tampoco no es nada de lo que uno deba avergonzarse, un vicio o una degradación, ni puede clasificarse como una enfermedad; nosotros la consideramos como una variante de la función sexual.
Muchos individuos altamente respetables de tiempos antiguos y modernos, entre ellos varios de los más grandes (Platón, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci etc.) fueron homosexuales. "Es una gran injusticia perseguir la homosexualidad como un crimen, y es también una crueldad."
Cuando Ud. me pregunta si puedo ayudarle, debo suponer que lo que me pregunta es si puedo abolir la homosexualidad y hacer ocupar su lugar por la heterosexualidad. La respuesta es, en términos generales, que no podemos prometer semejante éxito.
Lo que el psicoanálisis puede hacer por su hijo ya es cosa diferente. Si es desdichado, neurótico, si vive desgarrado por sus conflictos e inhibiciones en su vida social, el análisis puede traerle armonía, tranquilidad mental, completa eficiencia, y satisfacción de aceptar su forma de ser.....
Sinceramente suyo y con los mejores deseos.
Sigmund Freud
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